Me he mantenido en silencio mucho tiempo.
Aguardando alguna palabra tuya acaso, esperando que el tiempo comience a olvidarse de los recuerdos o deje de mostrarnos esos rosados sueños.
Veo tu nombre frecuentemente grabado en las paredes de mi cuarto, en los muros de mi alma. Resistiendo el tiempo, inmutable, inaccesible.
Tu nombre, frío, endurecido por tanto silencio, acaba conquistando mis descansos y me hace sonreír al vacío, esperando que aparezcas allí.