Una vez me desangro.
Comienzo a perderme, a olvidarme. Comienzo a encontrarme sólo en los carcomidos recuerdos.
El alma se me escapa entre los dedos. Mientras sostengo mi corazón en una palma, me desangro hasta el final.
Todo se resume en tu última mirada. Vacío el mundo para ti. En tus ojos cerrados yacía el pasado.
Vuelve a mí tu imagen en el frío de la mañana.
A las 4.15 comienzo a temblar mientras me fijo en la quietud de la calle. El silencio, su oscuridad.