Siento que puedo despegar mis párpados para observar los fragmentos de la noche que deja el sueño en su fuga.
Uniendo los recuerdos del día y los espantos de la noche construyo la realidad de una manera alterna en que no hay lagunas ni despedidas ni desencantos y hasta la distancia ha sido anulada por la erosión causada por el viento.
El rubor de tus ojos es una de las imágenes que inundan diariamente el día cuando, no es de palabras matando el silencio y el silencio mismo asfixiando mi existencia como por encargo.
Incluso a los conocidos los siento como extraños. Con la misma indisposición para charlar, cuando no para cruzar una mirada. Hasta que nos olvidamos del silencio y de la gente. No hay nada más que extraños entre nosotros.
Me topo con sonrisas las devuelvo como un acto reflejo cuando mi conciencia no acaba con mi percepción.
Y al comienzo de la noche dejo el lugar, para caminar nuevamente sin rumbo hasta dar con mi hogar. Dejo el bullicio en que no comprendía nada, y hasta las sonrisas dejé de captarlas con el paso de las horas.