Ave Ave …

Ave Ave …

La oscuridad engendra noches interminables.

Sombra que envuelve los latidos del mundo, capturando su respiración para volver todo a la calma.

Pasivamente. En silencio. Brotando pausas de la vida en quietud inmutable.

Nos arrastras a recuerdos, en los tiempos en que el futuro no existía.

El futuro era tan difuso como la juventud, eternamente soñando en la complicidad de las sombras y la música. Como un destino irrevocable de muerte en condiciones extrañas.

Recibes perdón en el último instante. Y la última imagen del mundo cayéndose en pedazos.

Unas palabras dirigidas a la noche, a la mujer, a la luna que esculpe nuevos rostros en la noche.

A veces rostros sabor a miel. Otras veces de espanto.

“Fantástica atmósfera tiñe mi luna
Abraza mi ser oh noche tan divina
– En mujer te fundes cual piel a piel –
Vuélvete más oscura.” [2000]

Y en la noche, pasados los silencios, nos despierta el estruendo de las voces arengando al mundo a continuar su movimiento.

A continuar con ese latido interminable.

A continuación:

No me pidan una explicación

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