En ocasiones quisiera pasármela hablando contigo durante todo el día.
A mí también, se me olvidan mis problemas
Otras veces, no sé qué decirte. Sólo me gustaría estar simplemente contigo sin hablarnos, sin vernos, solo saber que estas ahí.
En serio?
Y es que no siempre podemos estar solos, es insostenible esa situación
Insostenible?
Por eso nos gusta estar con quien nos sentimos en confianza
Con quien sabe cómo podemos reaccionar
Con quien se adelanta incluso a lo que aún no hemos dicho
Con quien puede saber la respuesta que nosotros no tenemos aunque la pregunta salga de nuestra propia mente
estar allí, acompañando cuando la otra persona esta triste, intentando, si no sacarla de la tristeza, al menos compartirla para que sea menor
Jajá o sin esperarlo te levantan en la madrugada y entonces tienes ganas de hablar y hablar más, o escuchar, escucharla cantar
imaginas que con alguna palabra, una que no sabes en este momento y que no has imaginado jamás, puedes hacer a un lado su tristeza
que simplemente calla, pero sonríe
A veces piensas que puedes hacer que todo suceda
Otras veces no tienes ánimo para llamar al menos, para preguntar, para insistir en que te cuente, aunque no puedas ayudarla
Para saber que está bien y que todo ocurre con normalidad, sin interferir en sus actividades
Hay veces en que no queremos levantarnos, en mi caso hay momentos en que no quiero detenerme más bien, y sigo caminando, sin sentido, sin un rumbo definido, pensando o imaginando mientras veo el anonimato que te dan los lugares públicos donde eres desconocido
Simplemente no quiero llegar a ninguna parte, siento que con la movilidad uno se abstrae de sus problemas, dejando sólo la imaginación
Caminas y ves a tu alrededor, usando el espacio en que van las preocupaciones para colocar las cosas cotidianas que de otro modo no tomarías en cuenta
Aunque de una u otra forma, siempre te asalta a medio paso el pensamiento motivo de estrés
Y piensas nuevamente en eso, tratando de encontrar respuestas o tan solo lo llevas allí en la mente
Tal como los koans del budismo zen, son una especia de acertijos, a los que no se les busca explicación, no la tienen, tan solo hay que pensar en ellos, o visualizarlos y olvidarnos de nuestro alrededor
Luego, una persona, un auto, un anuncio, o nada incluso, el sonido de alguien que platica con su acompañante, te distraen nuevamente y te dan ese instante en que no piensas en nada más
Y entonces parece que no existe tristeza o preocupación o nostalgia o soledad, es un momento en que no hay nada más, tan solo imágenes de extraños que discurren por la vida
Vienen a tu mente notas de canciones que escuchaste los días pasados o que se relacionan con algo o alguien, y entonces, cuando se evocan esas imágenes, inician los sonidos de la canción
de manera inconsciente, casi sin sentirlo o sin poderlo evitar, comienzas a cantarlas, a tararear la misma frase clave que dispara esas emociones
A veces fijas la mirada en alguien, tan solo por la sensación de que tus pensamientos, convertidos en palabras no quedan en el vacío, imaginas que se impregna en todos, en quien van dirigidas
También es posible que no veas nada, simplemente pones la mirada en todo, sin fijarte en cosa alguna
Esperando que de ese modo, nada se pierda, que todo queda en ti
A veces no quieres más, simplemente deseas levantarte y reiniciar el contador
Tomar todo completamente nuevo y moverlo a tu antojo
Construirte la fantasía con los pedazos de mundo que te encuentras ese día en tu camino
Pero jamás puedes dejar el pasado, de alguna manera es parte de ti, es tu identidad
Y ese pasado, no se trata de las cosas que hiciste, que incluso hayan quedado ya olvidadas, sino lo que ese pasado hizo de ti, la identidad que te ha dado para este momento
Nuevamente tienes que lidiar con los problemas, tratar de aventurar nuevas formas de acceder a lo que parece oculto, inaccesible
Imaginar, esperar que echen por tierra tus planes y reconstruirlo, finalmente vas por lo que quieres, sin importar el costo
Cuando mucho, sería tu vida entera, pero bien vale la pena
es lo único con lo que podrías canjear las cosas que quieres
Unas veces sueñas, piensas, imaginas que con solo pensar puedes atraer lo que buscas, como el ur – el objeto producido por la sugestión del que habla Borges.
Y caminas, observando con atención en todas partes para identificarlo
Para encontrar algo que no has contemplado acaso, pero que lo conoces mejor porque ha permanecido en tu mente durante mucho tiempo, esperando a realizarse, aguardando el momento para aceptarlo y capturarlo si es necesario
En otra dimensión, no sueñas, no imaginas nada, tus pensamientos son vacíos, parecen simples impulsos eléctricos en tu mente sin significado alguno, sabes que necesitas algo, pero no puedes definirlo, no puedes reconocerlo, no sabes si es este en realidad o una nueva perturbación en la vida que intenta confundirte, equivocarte mientras tomas con completa alma algo que pierdes luego de unos instantes o que se incrusta en ti, y se lleva un enorme trozo cuando ves desde lejos como se aleja
Una más de las ocasiones sucede cuando de no pensar, ya no sentir – cansado de haber sentido tanto, tus emociones se agotan, tu corazón se detiene – dejas todo, te abandonas a la corriente de la pasividad
A la vibración propia del latido perpetuo del mundo, ya no esperando nada, tan solo olvidando el transcurso del tiempo permaneciendo impasible en la luz, inmóvil bajo el sol o en la oscuridad más concentrada
Y justo en ese momento, agotada toda tu emoción, seca casi en su totalidad tu vida, casi inmóviles tus párpados
Contemplas lo que no habías esperado, lo que no imaginaste, lo que no pediste jamás porque nunca tuviste noción de lo que existía mas allá de cuanto habías visto
Y sacando energía de la nada, de tus despojos, del recuerdo de tu alegría, y energía de la energía misma que deambula en el aire
Abres nuevamente los ojos, liberas esa sonrisa ya olvidada, fabricas nuevas palabras tratando de comunicarte con lo que no conocías
Olvidas luego las palabras, sientes, dejas de ver el mundo una vez más, pero ahora te sientes completamente vivo, sientes
Es un nuevo instante, como cuando olvidas, pero uno nuevo en que conoces, en que te fundes, donde la particularidad pasa a segundo término
Un instante que dura más que el tiempo de tu vida, uno que no podrías describir si te ocuparas en ello
Luego, paulatinamente, aparecen el sonido y las notas de esas canciones que tarareabas una y otra vez, ayudante a describir lo que no observas, lo que no volteas a mirar, lo que solo sientes
Entonces te dedicas a escribir, a observar, a veces a callar
Luego cierras los ojos y respiras, sin importar ya las respuestas que no tuviste porque ahor
a ya no te ocupan, no caben en ti, no hay espacio para más
Plagiando unas palabras: “pasas al fin a la sala de abordaje, luego de estar en la sala de espera”
Antes pensaba que la escritura era algo concreto, definitivo, algo que escribías, con la intención de que perdurara
Ahora pienso que escribir, es en realidad como pensar, como hablar con la seguridad de que te escuchan y solo tiene sentido en el momento en que se hace
Y no hace falta guardar las palabras de modo indeleble
Citando de la biblia (no recuerdo en qué parte) “como manzanas de oro en entalladuras de plata, es la palabra adecuada en el tiempo apropiado para ella”
De modo que las palabras, solo tienen razón, en el sentido del efecto que producen
Aun aquellas construidas musicalmente, aquellas con significados profundos, las que revolucionan todo, también las que descubren en ti lo que habías negado
Toda palabra solo tiene sentido por lo que te hace sentir
Solo esperando que alguien te escuche y comparta, o que tú mismo escuches el sonido de tu conciencia cuando es ella quien la pronuncia