A veces no sé cómo comenzar un día.
Cómo hacer que los sentimientos desborden en acciones.
Que el amor me impulse a amar, verdaderamente, de manera irrefrenable y sin silencios.
Hay días en que me levanto y continuo casi dormido durante el día, soñando con libertad y nuevas palabras. Encontrándome extasiado en logros infinitos. Casi bíblicos, inexplicables. Y me sumo en la realidad de la fantasía que estoy experimentando. Cayendo de nuevo en el continuo espiral de somnolencia.
A veces te encuentro sola en mi mente, como acaparando el espacio en mí. Desechando todo pensamiento adicional a tu presencia. Te fundes completamente en mis sombras. Dirigiendo mis movimientos, calculando mis palabras.
Siento a veces la necesidad de arrojarte, y olvidarte. No soñarte más. Comenzar a apagar el resplandor de tu recuerdo. Siento la necesidad de cerrar los ojos, y no verte más frente a mí.
Veces hay en que no respiro, si no es en ti. Si no es por la avalancha de tu recuerdo que energiza mis pasos, que desborda mis palabras y cautiva mi vida.
Hay veces en que tan sólo logro despertar, para descubrir que continuo soñando en ti.