Me parece que tienes algo que ver con el silencio. Siento que a veces estás tan alejada de las risas, de la música y hasta de tu propia mente. Imagino que tienes un gran sonido interno, un estruendo que puedes controlar – no sé cómo – casi a la perfección.
Tú eres sonido a fin de cuentas. Eres ruido o armonía. No importa cómo te pueda escuchar, lo hago siempre con atención a cada una de tus notas. En ocasiones te repites, tus ideas vuelven a manera de estribillo, cambiando ligeramente el momento de esparcirlas, variando lentamente su potencia.
Siento que tienes una vibración congénita, un sonido de fondo que genera una ondulación constante sobre tu piel. Es un calor suave, impasible que te da color y que atrae más luz a tu piel.