Tú describes mis emociones, tú las acentúas – cuando no es que tú las creas.
En ti encuentro las respuestas de la vida. Mis aspiraciones se fortalecen contigo.
Mis dudas se disipan con la seguridad de tu cariño que me conduce.
Tú eres la imagen de mi vida, aún cuando no estás. Eres el frío que me roza en las mañanas mientras aún estoy dormido y el cielo ligeramente gris cuando veo hacia a través de la ventana.
Tú eres el silencio en mi vida. La concentración de emociones que no se hablan. Las caricias que se deben y los besos que nos separan. El silencio que me despierta a mitad de la noche para encontrarme nuevamente en la quietud insoportable de la vida que me deja.
Eres el conjunto de palabras que compone mis poemas y el ritmo del alma que me hace respirar en cada verso, como si fuera a través de ti. Como si tú fueras el tiempo y la música. Si fueras las cosas simples de la vida y tu entrega y una mirada. Si fueras tan solo un Sí.
Con el mañana en la mira no puedo aspirar sino a estar contigo nuevamente. Imaginando posible estar juntos una vez más y observar tu mirada risueña mientras escucho tus historias. Escuchar tu voz pronunciando mi nombre y colocando nuevos nombres en mí, como si fuera un descubrimiento eternamente repetido.
Y en las noches padezco tu ausencia. La falta de tu voz indicándome la sinuosidad del camino me hace dar tumbos por doquier. El solo silencio tuyo, pero tu ser junto al mío bastaría para orientarme en la oscuridad.
Reconozco tu presencia aún en el silencio, en el frío y en la falta de contacto. Te reconozco aún cuando no pueda tocarte ni sentir el calor de tu regazo. Tan sólo te siento, como una presencia constante en mí. Una corriente impetuosa en mi ser, recorriendo el tormento de mi alma.
Con un puñado de tus palabras puede reconstruirse el mundo. Derribarlo y perderlo y nuevamente construirlo sobre sus escombros y habitarlo. Vivir en ti es parte de la existencia aceptable. Que vivas en mi es ineludible.
Con los ojos cerrados escucho los ruidos del mundo que me declaran en ansiedad constante. Imagino tu paradero actual y me hundo un poco más en mi asiento para no sentir tanto la lejanía.