“Y líbrame a mí, Señor, del pesimismo”

:)

I

Disfrazado de sentido de la realidad, el pesimismo en verdad es amargura. Creo que un pesimista es alguien que espera ansiosamente que se cumplan los males que auguró, para mostrar así que no estaba equivocado.

Un optimista, en cambio, tiene título de propiedad sobre ese don precioso: la esperanza.

A cierto amigo mío le preguntó alguien: “Y tú ¿eres optimista?”. “¡Claro que soy optimista! – respondió él con entusiasmo -. “Me he casado cuatro veces!”

A lo mejor yo soy un optimista porque sólo me he casado una vez. Tan grande es mi optimismo, y tan ingenuo, que merece quizá otro nombre menos grato.

El pesimismo consiste en pensar que va a llover el día de campo, y nosotros estamos empapados ya todos los días.

II

Luego… ¿Quién piensa ahora en luego?

* De política y cosas peores. Armando Fuentes Aguirre “Catón”. 17 de diciembre de 2009.

** Mirador. Armando Fuentes Aguirre “Catón”. 17 de diciembre de 2009.

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