Si mi mano se volviera hierro
paz invadiría mi cuerpo
Ya no más letras,
no más golpes.
Hierro mi mano,
¿por qué no hierro todo mi cuerpo?
Carne, sangre, espíritu.
Toda mi alma envuelta en metal,
fundida en la más pesada inconsciencia de los sentidos.
Insensibilidad total.
Nulidad plena de sentidos.
Pero todo, vuelto hierro,
no más se encontraría vivo.
A cambio de paz
muero.