Volví a ser niño. Y con esa oportunidad pensaba corregir algunas cosas, como sonreír más, jugar más y preocuparme menos por lo que los demás dijeran.
También sería más audaz, no tendría miedo a nada. Ahora sí sería superboy pero en lugar de sujetarme de los protectores de las ventanas en la primaria, salía verdaderamente a volar. A volar para alcanzar a Julio y devolverle la cachetada y no dejar que me dejara con indignidad.
Tenía una máquina del tiempo y podía volver atrás acaso para cambiar el futuro – el ahora – o crear una realidad alterna y dos Luises se encontrarían en alguna parte de manera simultánea. Uno sería sonriente, el otro trataría de apagar el mundo entero.