Escucho canciones para enviar una respuesta a tu ausencia

Desvío un poco el dolor confiando en que se pierde en el anonimato de las letras. En el sentir tan común de los hombres. En el dolor que se presenta a cada momento. En la soledad.

Es una alucinación.

Comienzo pensando en tarántulas que se convierten en cangrejos, en claustrofóbicos lugares de los que debo escapar. En la muerte, una y otra vez como coqueteo de la vida.

Vuelven los amigos ya perdidos. El amor dislocado por la emoción y su ligero dolor que se acentúa con el tiempo – con los nuevos rostros que no recuerdan jamás el tuyo.

Abruptamente se acaba el camino.

Y no hay más que andar.

No hay más que recordar.

Hasta que mi conciencia vuelve lentamente, con lagunas durante el día.

Tentaciones a la muerte

Te pareces a la muerte.
Fría, silenciosa, melancólica
inerte.

Pareces una tarde de lluvia con relámpagos en la lejanía.

Un viento estremecedor que golpea inclemente mientras observo el horizonte. Y visualizo el camino que has recorrido hasta entregarme tu ausencia.

Tengo un puño de tu alma sujeto a mi consciencia.
Y tu mano fría me acompaña sujetándome hasta que pierdo el equilibrio y comienzo a desmoronarme.

Dejo de flotar y la gravedad se apodera de mis fuerzas.

Y muero. Una vez más muero, y dejo en ti las marcas de mi sangre.
Junto a pedazos olvidados de mis sueños.

En cada fragmento hueco de mi alma hay marcas tuyas que dan pistas de tu ubicación.
De tu morada aquella en que contemplé las flores por última vez.

Hasta que se perdieron.
Marchitándose junto con una faceta de mi ser.

Aprisiono el movimiento de tu vida

Siempre imagino que los mensajes son para mí
Y comienzo a dar respuesta a tus frases de soledad
Hasta que me veo solo, atrapado y acotado por la soledad inmensa de mi entorno
Incluso la vista a través de la ventana es el espanto cayendo sobre mi casa para destrozarme el sueño

Eres la fuente de radiación que ataca mis entrañas
Tus ondas comunican el segundo antes de morir en el extremo de tu tiempo

Trato de acallar la voz insoportable de mi alma
La que me incita a gritar luego del prolongado silencio
– aunque siempre has sido silencio para mí –
Y hasta tus pausas las he logrado interpretar como palabras para mí, cuando tus labios no superan la barrera de la incertidumbre del mundo

También pienso en ti luego de acordarme de la vida. De la muerte.
Y me vuelve el pensamiento de tu lejanía.
El abismo de tu silencio…
Insoportable.
Agonizante.

Imagino la forma de tus labios esbozando una sonrisa.
Y vuelvo a imaginar con el sonido de tus pensamientos
Que se transmiten sin una sola palabra
Mediante los casi imperceptibles temblores de tu cuerpo.

El calor de tu vida.
La humedad de tu cuerpo luego de la marcha
Y las sombras proyectadas sobre tu enrojecida piel
Siempre bajo el influjo del silencio
Y la ansiedad de estallar y darme la última sonrisa.

Aprisiono el movimiento inquietante de tu vida
Mientras me alejas para terminar con el contacto
Aquel que lograría minar la fortaleza de tus labios
Tu voluntad, y el temor de tu corazón

No tengo más rutas definidas en mi paso
En el silencio y en el bullicio de mi vida
me asalta a cada momento la imagen de tu incertidumbre
para hacerme tambalear en mi camino

Siempre espero una nota tuya. Para asesinar el silencio.
Una nota purga la inmovilidad del aire, que no resuena,
no refresca, no se oye.

Disuelto en mitad de mi lecho ordenando las palabras histéricas
Busco el hilo de mis sueños
Busco incesantemente el pulso que me hace volar
tan recurrentemente en mis sueños.
O el ciclo en que justo al momento de morir,
despierto dentro de mis sueños para darme cuenta de que no fue real

¿y acaso esto es real ahora?
¿o soy un sueño de algún mortal que imagina una vida diferente cada noche,
y luego desecha los cuerpos de sus seres una vez concluye el sueño?

¿Soy un remanente de tus ojos?
¿En otro sueño acaso eres sonido incesante y yo el silencio?
¿O somos ambos ruido y pausa en un período regular que excede el tiempo de nuestras vidas?

Imagino que soy el ritmo de las cosas
Y cada latido marca un segundo en mi otro mundo
O indica una muerte en mí.

En cada una de las vidas construidas en el rigor de la noche
Cuando el silencio y la soledad se acrecientan
Hasta darme un sueño terrible que acaba con las últimas fuerzas de mi alma
Y me revive en una fantasía en la que vuelo
O en donde muero nuevamente
Como si volar y morir fuesen los dos períodos en mí
Y soñar y despertar fuesen la dualidad de mi mundo
Hablar y callar, son entonces el ineludible rumbo de mi ser

No contemplo más de ti que el vacío que late en mí
El ruido que dejó tu vida al estallar
En el temor implacable hacia mi alma
Un miedo a perder en mí el espíritu de inhibidor de tu esencia
Marchito por el tiempo y las faltas.

Persigues el olvido
Y el recuerdo te sigue a todas partes
Y siento que el mundo se va
Dejándome abandonado en un pedazo yermo de espacio
Sin sentido ni dimensión alguna

El olvido me ve a lo lejos
Causándole una ligera sonrisa cada vez más intensa

Vibración del sentimiento de mis recuerdos

Paso a un lado de tu vida
Cada que abordas un vuelo intentado la escapada

Ya no hay escape para mí
Sintiendo siempre tu piel cortada en pedazos bajo mis manos
Intentando desnudar tu alma
De la sombra acorazada de tu cuerpo

Libero luz en ti
Liberas en mí la luz por ti

Me esfuerzo por aislar el ruido
Mas no debo continuar soportando el calor

Hasta el aire se corta bajo el perfume de tu presencia
La inhumana embriaguez de tus dichos reticentes
Controlan de cierto modo el mundo
Y lo hacen más limpio, diáfano, pero también duro

Descanso el cuerpo mientras
Me hundo en mis pensamientos
Que me han llamado ya todo el día
Los soporto para luego volar por rumbos nuevos
Arrancando los secretos sepultados en los silencios.

No apoyas el pesar del mundo

No apoyas el pesar del mundo.
Aun cuando tu cuerpo lastima de forma inclemente mi consciencia,
Tu asentimiento todavía luego de la maldad
Rinde la lucha de mis manos.

Me rinde ante ti. Pienso que eres tú la sentencia.
Eres tú, imponiendo el castigo de tu nombre como mi destino.

Dejo de luchar dentro de ti.
Luego de haber perdido el mundo en un juego.

Hasta morí soñando mientras me mataba contigo.
Me transmitiste el mensaje justo en el primer instante.
Y yo no pude verlo.
Demoré, hasta que el insomnio se había incrustado en mí.

Rompí entonces muchos papeles intentando librar el reducto de mi alma.
Pero me alcanzó tu nombre

Para no permitirme errar más.
Para no permitirme callar más.

Acto reflejo

Siento que puedo despegar mis párpados para observar los fragmentos de la noche que deja el sueño en su fuga.

Uniendo los recuerdos del día y los espantos de la noche construyo la realidad de una manera alterna en que no hay lagunas ni despedidas ni desencantos y hasta la distancia ha sido anulada por la erosión causada por el viento.

El rubor de tus ojos es una de las imágenes que inundan diariamente el día cuando, no es de palabras matando el silencio y el silencio mismo asfixiando mi existencia como por encargo.

Incluso a los conocidos los siento como extraños. Con la misma indisposición para charlar, cuando no para cruzar una mirada. Hasta que nos olvidamos del silencio y de la gente. No hay nada más que extraños entre nosotros.

Me topo con sonrisas las devuelvo como un acto reflejo cuando mi conciencia no acaba con mi percepción.

Y al comienzo de la noche dejo el lugar, para caminar nuevamente sin rumbo hasta dar con mi hogar. Dejo el bullicio en que no comprendía nada, y hasta las sonrisas dejé de captarlas con el paso de las horas.

Noches

Y no intento desdeñar la sonrisa que esbozas como por asalto. La rigidez de tus pupilas mientras ves el mundo sin cristales. El ligero temblor de tu cuello y de tus manos.

Eres el abismo más grande de palabras. En ti cualquier sonido enmudece. Toda mi alma calla. Eres un vacío perpetuo en el fondo de mis entrañas.
Me recuerdas la soledad y mi falta de cabeza en esos momentos. Mi razón perdida y la libertad de mis manos.

Actúa como un consuelo describirte. O como droga que me calma la ansiedad cuando el sueño se torna imposible. Tu recuerdo poco a poco degenera en muerte. Hasta que me he encontrado mirando fijamente el pasado en busca de tu regreso.

Puedo formar una nueva imagen procedente de ti, arrancando incesantemente trozos tu piel. Puedo dotarla de sonidos, contrastando con la enmudecida fachada de tu alma. Puedo hacer que hable y que muerda y que destroce totalmente el mundo hasta que no nos quede nada.

Puedo cambiar la orientación de sus ojos con el fin de que se aventure por lugares desconocidos. Donde todos saben ya quien es. Donde han observado hasta sus últimas fibras, y cada uno de esos imperceptibles temblores de sus párpados al temer.

No puedo cerrar los ojos sin que me abrume la terrible sensación de vacío en el creciente espacio.

He probado ser una roca. He sido arena. Otras veces viento, al atardecer, cuando parece llevarse todo cobijado por la noche.

Me desangro una vez más para capturar el instante y registrarlo.

Escucho el murmullo propio de las pláticas entre los insectos de la noche. Y el ritmo de la noche. El ligero frío que vuelve lentos los latidos.

La noche avanza mientras la calma permanece. En acecho. En un recuerdo insoportable de horas hasta el amanecer.

14

No puedo esperar a ver el alba.
Mientras veo desaparecer la luna desde mi lecho a través de la ventana. Imagino tocar tu rostro.
Luego te conviertes en nube y te esfumas con los primeros rayos del sol.

Los tiempos son extremadamente raros. Me veía pensando en el futuro en tiempos que ahora tengo como un premonitorio pasado. ¿Hasta qué momento empecé a ver la lejanía de sus palabras que intentaban imponer una barrera de aire que lo llenara todo hasta que no hubiese más espacio para mí?

Eres parte de mi asfixia actual. Una atmósfera enrarecida que genera algunos de mis pensamientos más aviesos.

De todo lo que veo, apenas alcanzo a distinguir los colores que parecían abigarrados antes, ocres y llanos ahora.
No entiendo cómo podría ser mejor ahora cuando todo pareciera indicar que la vida se ha ido.
El tiempo no vuelve jamás. Parece ser así cuando abro los ojos y no encuentro nuevas sonrisas en mi vida.

Entras en un letargo, un silencio abrumador, más doloroso que aquellas breves palabras.

Y aunque estoy rodeado de ruidos y más música y estruendo en el ambiente. Por dentro mi alma se hunde, taciturnamente hasta el absoluto silencio.

Es como si sólo contigo pudiera hablar, hasta que he quedado mudo por el descenso de la energía constructora de mi ser.

Eres un pedazo de mundo

Descubro la verdad cada que hablas de un pasaje de tu vida.
Imagino el espacio en que te movías mientras lanzabas miradas a mi rostro aún sin conocerme.
La proyección de tu sombra bajo la ermitaña luz que atraviesa las hojas de los árboles.
Cada palabra tuya es un anacronismo de la vida. Un instante que puede colocarse en cualquier parte. Al inicio de tu vida. En el futuro hecho de ilusiones.
En el presente en que mientras hablas, delatas uno a uno tus recuerdos.

Siento la lejanía de tu mundo. El espacio interminable que has puesto a fin de salvar tu alma del tormento de la verdad.
Huyes una vez más indicando el descaro con que arremetes contra la libertad.
No te engañan tus intuiciones. Fuiste una pausa en el tiempo. Una más para conocer de cerca la nueva peculiaridad que aporta tu presencia en mi vida.
Esperando siempre un presagio para tomar una decisión mientras mitigas tu soledad con aislamiento.

Enfermo de ti cuando pronuncias mentiras.

Eres un pedazo de mundo con el tiempo perdido en las sombras.

Hoy me duele estar sin ti.

Hoy me duele estar sin ti.

Especialmente hoy cuando me siento más solo. El aire se enrarece cuando me doy cuenta de que estás tan lejos de mi vida.

No siento tu amor. No lo siento tal como lo imagino y como yo lo proyecto. No me siento acompañado por ti.

A menudo vago en soledad casi perpetua por las noches.

En el silencio de las calles – en los gritos implacables que se suceden en la oscuridad – me siento solo porque ni siquiera puedo ya imaginar que estés pensando en mí.

[No recuerdo si fue escrito pensando en la abuela o alguien más]