He sentido el aliento de la muerte en los últimos momentos. Me susurra palabras temblorosas para moldear mi mente, para hacerme extrañar la vida.
Me habla de dolores y miedos. Me recuerda mis actos. Me abre los ojos para que aun en medio de la oscuridad vea el motivo de mi desesperanza.
Siempre había comprendido a la muerte como el vacío, la nulidad absoluta de mi mente. La veo ahora como el reproche eterno de mi alma. Un silencio imperturbable que tortura mi conciencia hasta hacerla estallar en el vacío.
Sigo aferrándome por un sentido de inercia más que ánimo.
Por causa del silencio padezco la muerte en mí.