Si no escribo, siento que muero a medianoche.
A tientas mi alma busca entre las sábanas esas palabras.
El silencio revela mi falta de voz.
Y hasta las sombras iluminan mi extraña conciencia.
No escucho.
Apenas veo las formas en la noche.
Adivino los silencios y me concentro en los latidos de mi pecho y los avisos de mi conciencia.
¿Cómo podría callar todo y dejar sólo los delicados sonidos del viento?
Porque es doloroso soportar noche y día cada uno de los recuerdos.
Te soporto siempre, hasta cuando te veo y te haces cargo entonces de tu propia alma. Liberando mi recuerdo.
Tu rostro pareciera perdido. Mimetizado por el silencio.
El silencio que una y otra vez asalta mis palabras.
Tu cabello desperdigado retando la gravedad, me reta a acariciarlo.
Tu sonrisa, casi ausente por siempre, es de tus más increíbles formas. La vi siempre a contraluz, donde pareciera no notarse, pero era insoportablemente hermosa.