El silencio sí parece existir

Veo a través de la ventana y siento el encierro. Me encuentro confinado a un mundo que he llegado a destestar. Uno que se ha llevado muchas cosas de mí. Probablemente se lleve todo en algún momento.

Y me haga contemplarle mientras aleja todo significado de mí. Toda esperanza.

Quisiera no despertar y encontrarme con el mismo mundo de ayer, pero también a los sueños les he perdido la ilusión. Me encuentro en continuo estado de alerta, porque parece que la soledad me acecha. Porque en algún momento tenía que solicitar la revancha. Lo hace ahora.

Me sumo en la confusión, no comprendo las mínimas frases que dirigen nuestras emociones en todo momento. Y la incertidumbre me desespera, me asfixia el no saber. No saber de mí, no saber de ti. El no saber, cuando antes me sentía capaz de descubrir todas las palabras filtrando el silencio.

Incluso al escribir debo esforzarme por imaginar un pedazo de realidad que constituya mi mundo. Las palabras solo describían emociones, cada una escrita en un punto justo para provocar una vibración al leerla.

No logro reconstruirme en palabras, pienso que el silencio sí parece existir, en forma de vacío, de modo tal que va oscureciendo la imagen de nosotros mismos. Vamos borrándonos, primero convirtiéndonos en una sombra, luego el aire termina por llevársela perdiéndose en el infinito mundo de partículas en que nos hemos transformado.

Soy libre cuando dejo de pensar un rato

Solía experimentar cierto delirio al observarte.

Callando logramos adormecer las cosas. Disimulamos la realidad. Nos volvemos pensamientos sin cuerpo ni alegría.

Incautamos nuestros anhelos, nos robamos la fantasía de nuestras vidas, y pensamos que somos libres al fin. Libres del deseo que enmarca nuestras almas.

Soy libre mientras vuelo en las mis más agitados sueños.
Soy libre cuando dejo de pensar un rato, y alejo mis recuerdos.

Mientras observo tu rostro volteando hacia mí, alcanzo a distinguir las costuras de tu alma, que sostienen tu piel tan delicada, tendiente a ser lastimada.

Temerosa de ser lastimada.

bis zum Morgen…

Nuevamente cierro los ojos y clamo al cielo por causa de tu partida. Me haces más falta, incluso añoro tus silencios y tus gritos y el dolor de tu vida, que quisiera haber tomado.

Mientras se revive el vacío evidenciado por la música, en la cual se fundió tu recuerdo de un instante para siempre.

Recuerdo el sabor de las lágrimas mientras soportaba el dolor de mi temblorosa mano, imposible de contener. Y el peso de tu mundo echándose sobre mí, aplastándome por completo, destruyendo más todavía mi alma ya destrozada.

Y con esa misma sensación de fuego en los ojos comienzo a cerrarlos lentamente con temor a que me acechen las pesadillas sobre ti…

Las flores

Ojalá el tiempo fuera moldeable y esa brecha de algunos meses pudiera suprimirse.

Ojalá no hubiese dejado el tiempo pasar cuando siempre he sabido que eres parte de mi vida.

Ojalá todo pudiese arreglarse, y que pudiera reconsiderarse el paso.

Ojalá tú y yo no hubiésemos estado distanciados.

Ojalá tenga tiempo aún para pasar momentos junto a ti.

Me causa vértigo soñar

Con el corazón mostrando una grieta en su centro abro los ojos para contemplar la soledad aterciopelada de la noche.

El silencio del mundo, la maravilla de su tranquilidad.

En un segundo mi alma comienza a levitar, primero de manera involuntario luego comienzo a darle órdenes.

Y floto, en la prisión de mi cuarto, atravesando paredes, observando el espacio, infinito, sobrecogedor.

Me da miedo perderme en la distancia. Miedo de observar desde muy lejos la vida cotidiana, y no ser más parte de ella.

Experimento un terrible escalofrío y subo un poco más, perdiendo de vista el movimiento de las hojas iluminadas débilmente.

Si cierro los ojos, logro aislarme por un instante del vértigo que me causa estar tan lejos de mí, de los otros. De tí, más que nada.

Mi mente pierde el sentido de ubicación, ¿estoy en el aire o en mi recámara soñando? ¿por qué los sueños parecen ser más intensos que la realidad? y si ahora estoy despierto, ¿cómo se siente el amor en esta vida? ¿tiene que doler como en la otra?

El viento no me trae respuestas, sólo los murmullos de todas las almas a la deriva.

Inmutablemente el viento insiste en dirigirme a todos lados, como en ausencia del tiempo, mientras el corazón se me agota.

¿Piensas en mí?

Yo siempre estoy absorto en ti. Con una fantasía sobre tu sonrisa – mimetizada en el silencio, imitando el ligero temblor cuando estamos a punto de decir algo, y callamos, para no despertar los insoportables deseos.

No escondo de mi mente las turbulencias de tu cabello, ni el delicado brillo de tu piel, sonrosada, tenue, con una vibración maravillosa.

Tus pasos vacilantes, a veces apresurados, para ir pensando en la distancia sobre el vacío tan profundo que nos separa. Con tus ojos diciéndome lo que jamás – no lo sé – me dirás en palabras.

Y tus palabras tan lacónicas, dejando escapar emociones mutiladas para no traslucir tu alma. Para evitar que yo pueda aún más desearla.

Tratas de ser ajena a mí, de negar tu presencia hasta en nuestras próximas vidas. Y de borrar nuestro reflejo en los recuerdos de un pasado en que jamás estuvimos.

Por las mañanas pienso en ti. Y paulatinamente con la noche se van transformando los pensamientos sobre ti en la materia de mis sueños.

Cierras las palabras para cortar esos sueños y en ellos permaneces todavía.

– Inquietante, delgada, temerosa.

Con una mirada que pretende congelar el aire y cerrarme el paso, dejas al descubierto la escritura marcada en las paredes de tu alma.

Logro entonces comprender (contemplar) el significado de tu esencia fugitiva – que me acecha, que me evade…

Un ave en mi recámara

Encontré una paloma dentro de mi cuarto.

Alcé la vista y la vi tratando de escapar, azotándose contra el cristal de la ventana hacia la calle.

La observé durante un momento, acaso por temor a si era la realidad que contemplaba y me parecía una idea ajena a la cotidianidad. O tal vez era un sueño y no tenía caso presionar su desenlace.

Me sentí extraño, preguntándome si había despertado en el mismo cuerpo de ayer o estaba en un lugar lejano, inconcebible, con algunos objetos mezclándose desde mi mundo anterior.

Saqué tímidamente la cabeza y estiré un brazo para abrir la ventana, de manera muy lenta para no asustarla – ¿pasó por mi mente el que pudiese eventualmente atacarme?.

Comienzo a tirar de la ventana para abrirla y en se momento el ave sale inmediatamente por la otra ventana que da al patio.

Dejándome pensativo, estático. Durmiendo aún.

Sublime

Es inexistencia en mí. Monotonía, ostracismo. Silencio constante.
No hay fin.

¿Cómo estarás? ¿Pensando igual que yo en la universalidad del momento, sin prisa, estático, agonizante?

Se me ha ido un día más. Se me terminó una de mis 10,000 vidas. Y sigo muriendo, gastando una más para enfrentar de nuevo la muerte.

Y mis palabras son oscuras, igual que ayer, igual que siempre. Tristes, sin esperanza. Muertas también desde el principio. Escoltando el silencio de mi alma.

Su soledad. Sublime

Despertar

A veces no sé cómo comenzar un día.
Cómo hacer que los sentimientos desborden en acciones.
Que el amor me impulse a amar, verdaderamente, de manera irrefrenable y sin silencios.

Hay días en que me levanto y continuo casi dormido durante el día, soñando con libertad y nuevas palabras. Encontrándome extasiado en logros infinitos. Casi bíblicos, inexplicables. Y me sumo en la realidad de la fantasía que estoy experimentando. Cayendo de nuevo en el continuo espiral de somnolencia.

A veces te encuentro sola en mi mente, como acaparando el espacio en mí. Desechando todo pensamiento adicional a tu presencia. Te fundes completamente en mis sombras. Dirigiendo mis movimientos, calculando mis palabras.

Siento a veces la necesidad de arrojarte, y olvidarte. No soñarte más. Comenzar a apagar el resplandor de tu recuerdo. Siento la necesidad de cerrar los ojos, y no verte más frente a mí.

Veces hay en que no respiro, si no es en ti. Si no es por la avalancha de tu recuerdo que energiza mis pasos, que desborda mis palabras y cautiva mi vida.

Hay veces en que tan sólo logro despertar, para descubrir que continuo soñando en ti.