Si no te tengo, no sé qué es de mí

¿Crees que debiera saber de ti, sufrirte un poco solamente,
porque cuando parece que vuelvo casi a sentirte junto a mí,
te esfumas unas vez más?

Me encanta imaginarte en silencio, a punto de decirme algo,
tal vez solamente que me calle
o tal vez decirme ‘yo también te amo’.

Imagino muchas cosas, algunas inverosímiles, irrealizables,
otras, como verte de nuevo, a veces parece tan real que salgo a la calle esperando encontrarte.
Y verte una vez más.

Me encanta sufrirte, me encanta tenerte y hasta tus silencios me encantan,
porque a través de ellos te he llegado a conocer.

Y ahora te extraño. Mucho.

Mucho más que cuando dejé de hablar contigo. Es irreparable el vacío que tengo al estar sin ti.

Si no te tengo, no sé qué es de mí.

Estás tratando de escapar de mí

A veces siento que estás aquí conmigo, tomando mi brazo mientras me hablas.

Estás cerrándote ante mí, enterrando nuestros viejos dichos, desmenuzando mis recuerdos.

Estás tratando de escapar de mí, como otras veces ya, callada, temblorosa, en lo correcto – porque soy la maldad en todos los ángulos – con tus decisiones. Y lejos, probando en la lejanía que no influyo más en ti.

¿pubo?

Parece Un Beso Obligado
Prefiero Un Buen Orgasmo
Parece Un Beso Olvidado
Parece Una Buena Ocasión
Planeemos Una Boda Obscena
Prefiero Un Buen Observador
Parece Una Buena Oportunidad
Preparamos Una Bella Orgía
Ocio
Original
Pareció Un Beso Ortodoxo
Pareció Un Beso Bastante Ortodoxo (B^2)
Pareció Un Beso Bastante Original (B^2)
Oscuro
Otoño
Orificio
Organo
Oreja
Opinión
Onda
Opulento
Ordinario
Orgulloso
Orinar
Osito
Osado
Oro
Palabra Unica Bella Oración
Oler
Obsequio
Observar
Pierdes Una Buena Ocasión
Pellizca.me Unta.me Besa.me Ombligo .=me
Obediente
Oscuro
Ostra
Olla
Organizar
Oveja
Parece Un Burdo Ovni

Me puedes hacer feliz

Siento que puedo tenerte.

Capturar tu voz cuando está casi al punto de perderse en la lluvia de la madrugada.

Bajo el rojizo cielo aparece tu silueta. Sinuosa, delgada.

Y una sonrisa finalmente aniquila el vacío.

Tú eres siempre un recuerdo.

El otro lado del barranco que observo ahora con desolación.

Ojalá volaras.
Y escucharas y hablaras, por siempre.

Ojalá pudieras ver a través de mi alma para descubrir que aún estoy allí.

Las letras, siempre lo he imaginado, encierran nuestra humanidad. Nuestros sentimientos, la esperanza de abrir una vez más los ojos a la mañana siguiente.

El amor me cambia, me hace ser humano, porque entonces lloro y sufro, pero también grito y sonrío. Y callo al ver tu nombre, mientras me arrancas una sonrisa.

Sí, tú me puedes hacer feliz.

Aún podré volar

Al fin mis palabras se estrellan en el vacío.
Suspendidas en los minutos interminables esperando una respuesta que jamás llega.

Y mientras aguardo tus pensamientos, los que ya no puedo discernir.
– Y temo que ya no pueda sentirte siquiera –

Contienes tu respiración mientras retienes tu mirada para no dejar que vea tu alma, como si acaso no pudiera sentirla tal si la tomara con mis manos y fuera recorriendo toda su extensión, hasta conocer cada herida y cada frase gravada en ella, sin que me digas una sola palabra.

Imagino tu sonrisa, y fabrico palabras a partir de esos temblorosos movimientos de tus manos. Y tus ojos esforzándose por ver algo, cualquier cosa en medio de todo, para tratar de llenarlos antes que se ahoguen de mí.

Me voy apagando. Ahora no hay locura ni excitación.

No saltaré al fuego. Tampoco me aferraré a la quietud de la noche para no revelar mi semblante sin color.

Ese destello fugaz sigue volando sobre mí. ¿Acaso diciéndome que por más infame que sea sí lograré volar como en mis sueños, hasta que por fin con un ronroneo junto a mi oído me despida, diciendo adiós, tan bruscamente como esa noche aparecí?

Todo cambia, lo sé. Y aprendí con las únicas lágrimas que he sentido, que el nunca y siempre, son reales.

Están allí en todo momento, aguardando a que el tiempo o la distancia transformen las cosas, para colocar su marca sobre ellas.

Y mientras duermo, soñando con risas que luego se transforman en angustia, la realidad avanza sin prisa, sin demora.

Finalmente despierto con la ansiedad de escuchar tus palabras o de desnudarte a través del silencio.

Pero ahora el silencio ya no dice nada.

No.

donde queremos fabricar una realidad porque la nuestra se acabó

Odio las mentiras.

Esas pequeñas cosas en que mentimos, donde no hay necesidad (si acaso alguna vez son necesarias, o más bien, paliativos mientras encontramos solución a las cosas, esperando, ojalá así sea, se resuelvan por medio del olvido), donde los amigos no juzgarán, donde queremos fabricar una realidad porque la nuestra se acabó.

Se acabó precisamente por las mentiras. Porque pretendemos fingir que nada malo ocurre, mientras tratamos de pagar las ofensas con la misma moneda.

Las mentiras son una distorsión de la realidad. Crean nuevas corrientes en nuestra vida que llevan a ninguna parte, se extienden sobre sí mismas formando una especie de laberinto del que no es posible salir salvo rompiendo esas vías. Rompiendo con nuestras vidas. O rompiendo el silencio para reconocer aquello en lo que hemos mentido.

Las mentiras son una traición, porque acudes a solicitar ayuda y luego reniegas de ella. Siempre iremos aprendiendo de nuestros errores y sólo mediante eso, desgraciadamente, definiremos el verdadero camino para nuestras vidas y para quienes dependen de nosotros.

Pero esas mentiras pequeñas, que no encierran nada malo en sí, salvo que son mentiras, siempre afectan.

Insistiendo en las mentiras no eres la misma persona. Tu imagen se ha transformado y a fuerza de repetición, ese cambio es permanente.

Por eso las odio. Porque me convierten en quien no soy. Y también cambian a los demás, de modo que se me vuelven irreconocibles.

Digo la verdad al 50%”, “dos terceras partes son verdad”, “es la verdad, pero no toda la verdad”

Sí, no solo debo escucharlas, también he sido catalogado por ellas.

“Es la verdad, pero no toda la verdad”. Cierto es que cuando omitimos parte de la verdad, el resultado es equiparable al de las mentiras. Nosotros sabemos cuando esa omisión es honesta o constituye una forma de engañar a los demás.

Al final somos quienes decidimos si nuestra vida es libre, sin ataduras ni complejos, o deseamos crear una ficción, pasando los días bajo una sombra para ocultarnos, aunque esa sombra nos marchite las sonrisas, y sólo queden máscaras.

Sentir esa palabra

Sentir esa palabra, es como tomar de nuevo el mundo y colorearlo de verdes destellos.

Hablar contigo, es ese lazo que me arrastra desde la cama para llevarme a la ventana a observar la mañana.

Hablar contigo, es despertar nuevamente entre sueños, soñándote mientras sonrío, esperando que tú también me sueñes.

Hablar, es chocar contigo, y dejar que las palabras se hundan, lentamente, hasta alcanzar el alma del otro a través del impacto de nuestros cuerpos.

Es sentir esa palabra tuya, temblorosa, taciturna, recorriéndome completamente mientras mi cuerpo se desmorona con la idea de contemplarte.

Y cada palabra tuya es una bocanada de aire para disfrutar el tono hirviente de tus mejillas,
la dolorosa herida causada por mis manos y el inconfundible,
delicioso silencio de tus labios.

Tenerte ante mí, creando una palabra en cada instante para describirte,
hace que el ruido de mi mundo cese,
para dejarte entrar una vez más, a establecer el ritmo de mis pasos.

Mientras cierro los ojos todo parece tan natural

[…] pero la vida no es así de simple,

hoy sigo soñando contigo, mañana pierdo de vista tu imagen al saberte en los brazos de alguien más,
ajena a las miradas, y olvidando profundamente, casi de manera natural,
lo que fue de mí.

El mundo entero se va, dejándome solo en medio de la calle,
tan susceptible.

Podrías ser mi vida entera. El cuerpo que me cubre cuando siento miedo por las noches.

Simplemente podría gritar, y esperar a que mi energía se acabe,
mientras supero el dolor,
hasta que calmes este dolor en mí.

[…]

Por si acaso alguna vez el viento las arranca y se las lleva

¿Qué pensarás cuando me vaya? ¿cuando me muera?

Puedo desenterrar un poco del recuerdo en tus ojos, intentando salvar imágenes para reconstruir un sueño, turbulento, apasionado.

Un movimiento de tus dedos me dice “está allí, deteniendo un suspiro” en la distancia en que te encuentras.

Algunos días dices ¡basta! y comienzas a correr en una dirección desconocida, para tratar de perder el recuerdo detrás de ti.

Pero el recuerdo lo formas tú.
Tú y todos lo formamos, por eso no podemos abandonarlo, a pesar de que morimos apresuradamente y resbalan nuestras manos al asirnos de este mundo. Porque no queremos irnos.

Estallamos en carcajadas para luego derramar una lágrima insospechada. Que cae justo al pie de la cama para asustarnos el sueño todas las noches.

Por la mañana cuando por fin logramos dormir, el golpe de luz nos devuelve la realidad, pero seguimos escribiendo poemas en las paredes por si acaso alguna vez el viento las arranca y se las lleva.
Puede que un fragmento de una letra destrozada alguna vez llegue a ti.

Todas esas palabras te forman siempre.
Cada parte de tu ser está descrito, y tu corazón entero, intensamente oculto, traído a la luz. Por ello sientes desnudez.
Porque conozco tu alma, aunque no contemple más tu cuerpo.

Y yo mismo me encuentro en el escrutinio del mundo. Calificado por todos los ojos como un momento carcomido por el tiempo. Que comienza a poblarse de árboles y se vuelve parte del mundo nuevamente.

Soy un sonido que se pierde, devorado por el eco al gritar tu nombre que de tanto luchar para repetirse, solo acentúa el poder de tu silencio.