Te pienso a cada momento de mi día. Hasta cuando parece que no estoy pensando nada, como algo fugaz aparece tu rostro en mi cabeza y sonrío. No por recordar algo en específico, más bien solo porque tu imagen aparece de la nada.
Pienso en ti en cada momento del día, de manera consciente o por instinto. Casi no te recuerdo por tu rostro, si no por tu voz, tus palabras y tu risa.
Era fácil contagiarse y sonreír contigo – aquellos años.
Hay mucha distancia entre nosotros, y circunstancias que cada vez nos alejan más. Pero he de decirte que yo te siento cerca cuando te pienso, cuando recuerdo los momentos maravillosos que pasamos juntos, es como si estuvieras a mi lado y susurrándote al oído la palabra ‘te quiero’.
Hay un vacío inmenso entre nosotros, que crece desde hace años. Y ahora otras circunstancias que trazan nuevas líneas divergentes, que tal vez jamás vuelvan a cruzarse – ojalá no fuera cierto.
El tiempo pasó y el viento se llevó las cosas que no se habían atado.
Yo te siento lejana y muy fría. ¿Acaso habrás muerto? Porque siento que mi ser se ha ido desvaneciendo en estos años.
Tuviste que haber muerto, si no solo estoy siendo olvidado.
Pensaba que hablaríamos por siempre. Después, en lugar de palabras al oído, el silencio lo carcomió todo.
Nos veíamos con ansias y la casualidad nos reunió en innumerables ocasiones. Ahora es casi una tortura tener que soportarse unos minutos después de varios meses.
Nunca faltó el tiempo.
Nos quedamos en ese mundo donde solo existimos los dos. ¿No te cansas de estar dando vueltas en mi cabeza? Yo creo que no. Eres constante.
Pero tu presencia, como un eco inagotable que golpea mi mente, es prueba de que estás viva. Tiene que ser eso o fuiste solo producto de mi imaginación y en realidad nunca exististe.
Tal vez es mi alma la que ha muerto mientras mi cuerpo continúa en pena.
¿Es justo el precio a pagar, estos últimos años de ansiedad y vacío, por un puñado de momentos increíbles?
Aunque seas, por ahora, un recuerdo de lo más bello que me pasó en la vida. Yo sé que no será siempre así. El futuro cambia y el nuestro también lo hará. Solo hay que saber decidir lo que nos conviene.
Solo un bello recuerdo. Recuerdos, como contar anécdotas de los muertos – cuando aún están vivos.
Hace mucho decidiste marcharte. No te culpo.
Lo único que quiero en estos momentos es sacarte de mi mente, para que realmente estés a mi lado y que el mundo se detenga como antes sucedió en esa pequeña isla donde nos abrazamos y platicamos.
Una pequeña playa, donde jugamos a dar vueltas e intentabas darme un regalo. El primero.
¿Por qué la vida no es inversa y concluye cuando fuimos felices?